Esta valoración y percepción darán lugar a la base de unos cimientos fuertes en la edad adulta. La autoestima es considerada una de las variables más importantes para el desarrollo de un buen ajuste emocional y cognitivo, una buena salud mental y está en la base de las relaciones sociales satisfactorias. Las personas con baja autoestima son un factor de riesgo para la aparición de otros problemas psicológicos tales como, la depresión, ansiedad, trastornos alimentarios etc.
Consta de tres componentes: Cognitivo, afectivo y conductual, siendo éste último el resultado de los dos anteriores.
Muchas de las problemáticas conductuales que presentan los niños están relacionadas con esta variable. Un niño que se siente valorado y capaz, es un niño que se planteará retos y afrontará las dificultades y sobretodo aceptará sus responsabilidades.